lunes, 16 de abril de 2007
dia 29
“Mi nombre es Marina, tengo 40 años, y tres hijos. Mi esposo falleció. No tengo otro sustento que salir a las calles a vender. Desde hace dos años me hago en esta esquina a vender arepas, pero gracias a Dios tengo otra entrada, también vendo minutos. Nunca me llegué a imaginar; ya que este negocio fuera tan rentable y me fuera a ayudar tanto económicamente Ya que a mis hijos no les ha faltado comida, ni techo. Además pueden asistir a la escuela mientras yo trabajo. Mi vida ha cambiado, pues llegué a pasar por situaciones muy complicadas, y ahora no me puedo quejar tengo lo necesario para vivir…”
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